Muchos papás me preguntan si los niños y jóvenes puede llegar a sentir estrés, ansiedad y agobio frente a tantas cosas que tienen que enfrentarse en el día a día como sus deberes del colegio, sus útiles escolares, la hora de salida y llegada al colegio, sus amigos, si practican algún deporte y tienen entrenamiento, etc. ¡Y sí!, los niños y jóvenes sienten estrés. Que no lo expresan tanto como los adultos es otra cosa, pero sí, ellos también lo sienten. Y de allí que muchos de ellos expresen distracción, mal comportamiento e incluso hasta rebeldía por no saber controlar este mar de pensamientos negativos que habitan en su cabeza y que están sin control allí dentro de su ser. Por eso es tan importante que los niños y adolescentes también se ejerciten diariamente en la conciencia plena.
Entre los múltiples beneficios que se encuentra el ejercitarla de manera constante y frecuente se ha demostrado que entre ellos más la practiquen mejor será su rendimiento escolar, mejor atención tendrá a sus deberes escolares y a su día a día y en el caso de que sean deportistas, mayor será el rendimiento a la hora de llevar a cabo su deporte.
También se ha comprobado que en el caso de tener un niño hiperactivo o con déficit de atención, el tener un momento de conciencia plena le permite conectar mejor consigo mismo y con el entorno y será una gran terapia para esos momentos de distracción.
¿Cómo pueden practicar los niños y jóvenes la conciencia plena?
Dedicar un espacio y un lugar tranquilo para que la puedan ejecutar. Preferiblemente en las horas donde no tengan que llevar a cabo actividades escolares o de juego para que no interfiera con sus deberes.
Lo ideal es que lo lleven a cabo diariamente en los momentos en que estén más cargados de estrés y ansiedad, para controlar sus niveles de energía y darles un momento de relajación y quietud, pero tu podrás darte cuenta de cuál es el mejor momento para implementarlo.
Y lo más importante es que tanto como en los adultos, que se convierta en un hábito.
Algunos ejercicios de conciencia plena en niños y jóvenes que puedes llevar a cabo con ellos son los siguientes:
Respiración Consciente: Para ello:
Puedes decirle que se recueste en la cama o se siente en una silla, como se sienta más cómodo. A la postura sentada la llamaremos postura sedente, y a la postura acostada postura yacente.
Dile que cierre sus ojos y que empiece a hacer consciencia de su respiración (Si el niño es más pequeño, dile que ponga sus dos manitos en su pancita para que pueda sentirla y si es más grande, que sólo sienta como se mueve su panza o que sienta el aire salir o entrar por la nariz)
Dile que sienta la respiración por unos minutos, inhalando y exhalando lento y profundo.
Luego de un momento, dile que abra lentamente sus ojos y que te cuente cómo se sintió, si se sintió más relajado, más cómodo… permite que exprese sus emociones y sentimientos frente al momento. Esto le permitirá hacer consciencia de lo que sucedió y del momento de conexión interna que tuvo consigo mismo y con su entorno.
2. Caminata consciente: destina unos 10 a 15 minutos en un espacio abierto para que ellos se distraigan y puedan realizar una actividad de conexión con el entorno mucho más profunda.
3. descripción de emociones. Para los más pequeños pídele que cierre los ojos y te narre o te cuente qué es lo que está sintiendo en ese momento en específico. Entre más te cuente, mejor para él porque está creando mayor consciencia de sus sentimientos. Y en los más grandes o adolescentes, pídele que te especifique en dónde se concentra la emoción y qué hace que la sienta. De nuevo entre más específico mejor.
Todos estos ejercicios son muy útiles para desarrollar con ellos una mayor conexión con ellos mismos, y además les permitirá ver la realidad de los hechos del día a día de una manera más objetiva y centrada. Verás que con la práctica constante y habitual mejorarán mucho más el nivel de gestión de emociones de ellos.
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